MUSEO VIRTUAL EL MACO

EL MACO, ISLA DE MARGARITA, ESTADO NUEVA ESPARTA

Beto Valderrama y su libro: La Décima en mis cantares

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La lectura de este libro de Beto, cuya publicación se realizó en el 2005, me  afirmó  la sensación,  de estar como metido en un  pozo y en la medida que me voy colocando  dentro de él, se me está complicando la salida.  El tema de la décima, cada vez me anima más y siento que cómodamente me hundo en él. 

Esta lectura me llevó por veredas. Una, me permite observar nuevamente el crecimiento de este Beto que conocí, cuando él de muchacho pasaba sus ratos en El Maco. Un Beto con apariencia rebelde, pero con otro que andaba muy interiormente buscándose. En un momento del libro, hace alusión a su abuelo paterno y en ese momento, veo a este Beto inconforme pero luego aparece el Beto real; el de su casa vieja con los abuelos y calidez que le brindó Chabel y Chilo. Este otro Beto auténtico y real, tiene una mirada cargada de cariño hacia su abuelo paterno, que al Beto «rebelde”, aparentemente le incomodaba.

Travieso es una condición casi normal en adolescente. Pienso hoy, ubicándome en ese momento, que esta incomodidad que después fue domando no fue lo que él suponía.En esta décima que seguidamente coloco, está ese Beto de hoy, que  fue distinto al de ayer, sólo en apariencia.

 

Yo fui un muchacho travieso

Que no te valore, abuelo

En mi ser interno anhelo

Que me perdone por eso

Hoy en día yo te profeso

Una gran admiración

Porque tú fuiste bastión

De la décima insular

Mucho tenías que aportar

Dándonos tu información.

Tal vez, este poco contacto con su abuelo paterno, le impidió a Beto un crecimiento más integral como  músico desde su niñez . Esto, probablemente, le impidió unir, desde un principio, las notas musicales con la poesía. No leo hoy: «dándonos tu información». Leo más bien: dándome los saberes.

Yo vi a este Beto rebelde, como el que reclamaba un afecto que sus abuelos  (Chabel y Chilo) siempre le ofrecieron. Ese   Beto de apariencia rebelde, llevaba por dentro el dolor y la tristeza por la ausencia de su madre. Está ausencia, si pudo alimentar   esa «rebeldía».  Está décima así lo precisa.

 

Madre que inmensa tristeza

Siento por tu eterna ausencia

Me hace falta tu presencia

Para gozar tu grandeza

Tú emblema de la nobleza

Y del amor puro y santo

Para yo no sufrir tanto

Y mitigar mi dolor

Voy a llevaré una flor

Que perfume el campo santo.

Ya sabemos que su encuentro con la música no vino de repente por un tropiezo de la vida. Vino con Chilo y viene de la vieja casa dónde cada arepa que su abuela hacía era como una fiesta y una manera obligada de compartir. Su abuela, hacía unas arepas tan grandes, que había que sentarse todos a una  mesa rústica, que siempre estuvo en ese pequeño corredor cerca de la cocina y de uno de los  cuartos de la casita.

 II

La otra vereda que me abrió la lectura de este libro, es la verdad de la décima. Sin ser un  experto en este tema, digo hoy, que la décima es un arte, que le puede quitar terreno a otras maneras de escribir y narrar. Sé que estoy manifestando una opinión sin muchos argumentos.

Sobre el tema, ya se ha escrito mucho, pero la décima en Margarita ha sido y es un importante instrumento de comunicación y de lucha.  Observó que después del florecimiento y caída de las escuelas de galerón, ha tenido un bajón como manifestación. No hubo acontecimiento en Margarita, dónde los decimistas no estuvieron presentes dándonos sus partes o impresiones. La décima se constituyó en una (nuestra) manera de hablar y escribir. Insólitamente, hasta el que no sabía escribir, la décima lo llevó a hacerlo. Esto es un hecho único.

III

En este libro, Beto nos permite ver en la décima un recurso para describir, pintar o narrar perfectamente un hecho o situación.  Esto hace, cuando nos permite un paseo por la isla y nos la va pintando: lindo puerto Pampatar/con su imponente castillo/sus playas que le dan brillo/son dignas de contemplar/

Así como la décima es una manifestación de nuestros distintos ritmos musicales, también lo es para exponer ese humor que siempre está presente en el ser margariteño

En este libro se aprecia, un acontecimiento preparado como una obra de teatro popular, que luego fue escrito en décima. Se planificó el teatro (Aparición en el pueblo de El Maco de Leocadio Valderrama), que luego tuvo otro desarrollo en décima. ( Ver libro)

Se ve en este libro el fino humor nuestro, dónde un hecho que pudiera ser atrevido, se capta y transmite como parte de un chiste y una gran  broma que corre por los pueblos.

Un día, un tal Pedro José de El Cercado, le pidió a una tal Engracia hacer el amor y ella le respondió así:

 

Gacha le dijo a Poché

Yo no te lo voy a dar

Pora’i tendrás que buscar

a otra que te lo dé

Aunque mi amado se fue

Yo me mantengo discreta

Conmigo usted no se meta

Y si tienes mucho apuro

Te «jalas» a un monte oscuro

Y te hace la guayaqueta

Otra décima se recoge esta chispa, está cuando   un pescador, cuenta en décima, la situación que vivía con su pareja que no le gustaba comer pescado.

 

Si vas a seguir así

Vas a recoger tus trapos

Con toditos tus harapos

Y te vas a ir de aquí

Tu sabes bien que nací

A orillas del mar salado

Y tú llegaste a mi lado

Enamorándome a juro

Si quieres que te duro

Déjame comer pescado

En este libro y en décima, aparecen y se conocen, muchos de nuestros personajes que le agregaron valor a nuestro ser margariteño. Entre otros,  vemos al gran   Cheguaco, uno de nuestros mejores hombres y  un gran amigo de la décima y estudioso de ella. En un momento en que Cheguaco tuvo un difícil momento en su salud; Beto le escribió está décima:

 

Toda la puerta del cielo

Y San Pedro se la abrió

Ahí mismo reclamó

Con un poco de recelo

Tú me estas tomando el pelo

Cheguaco con tu bromita

Aquí para ti no hay cita

Así es que ya te estás yendo

Pa’ que sigas escribiendo

La historia de Margarita.

Así, como uno de acerca al gran Cheguaco en este libro, tiene cerca al maestro Chon un gran personaje de El Cercado, tío de Beto, músico y barbero.


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Evaristo Marcano Marín

Evaristo Marcano Marín

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