Giste
Miré el reloj y en ese momento, marcaba las 1:00 p. m. Parecía que el sol se había montado sobre nuestras espaldas. A lo lejos, aún la salina se veía larga y nuestros pies, por lo caliente de la arena de la salina se mantenían sudorosos.
Manuel, que casi caminaba a mi lado, me ve y dice: ahora mismo, deseo varios vasos muy fríos de esa bebida alcohólica y fermentada a través de la levadura.
Desearía, además, sentir la ricura de ese giste que cobija su frío y tiene un sabor a gloria.