La IA es un nuevo juego que la tecnología ha puesto en nuestras manos. Muchos la asumen como un avance significativo. Avance es, significativo no tanto.
El sentido y alcance depende más bien de cada uno. Pueden colocarla en un altar y los que con sus razones piensan que es allí donde debe estar, tienen la oportunidad de inclinarse ante ella.
Nunca llegará a ser mejor que nuestra mente, aunque se crea que es mejor que ella porque nos ofrece en segundos «maravillas», que muy en el fondo son plagios y un corte y pega.
Nunca será mejor que ese libro que tú llenas de observaciones, porque esas notas son juicios y opiniones que le van agregando valor a tu lectura, que un acto creativo.
Aunque Noam Chomsky no está hoy en su mejor momento, continúa teniendo razón en esto.
La mente es un milagro. «La mente humana – como dice Noam Chomsky- no es, como ChatGPT y sus semejantes, una máquina estadística y glotona de cientos de terabytes de datos en pos de obtener la respuesta más plausible a una conversación o la más probable a una pregunta científica. La mente humana es un sistema sorprendentemente eficiente y elegante que opera con una cantidad limitada de información. No trata de lesionar correlaciones a partir de datos, sino que intenta crear explicaciones. [… ] Dejemos de llamarla entonces Inteligencia Artificial y llamémosla por lo que es y hace: Un software de plagio, que no crea nada, sino que copia obras existentes, de artistas existentes, alterándolas lo suficiente como para escapar de las leyes de derechos de autor.
Se trata del mayor robo de propiedad intelectual que se registre desde que los colonos europeos llegaron a tierras nativas americanas.»
No es Noam Chomsky un científico improvisado en este de la inteligencia y la potencialidad del cerebro.