Cada día veo más décimas por aquí y de buena calidad. Se me hace que voy a empezar a escribir otra estrofa (xD), no porque no me guste, sino para apreciar las décimas de otros; mi nivel en eso está más que demostrado.
He compartido algunas cosas interesantes en relación a la décima en mi Fan Page; pero, a como va la cosa, voy a publicar más detalles al respecto para que mi amada audiencia tenga otros puntos de vista: desde cómo hacer una décima por escrito hasta cuáles son las pautas para improvisarla.
¿Por qué me encanta la décima?
En la entrevista realizada por Letrafición, compartí 3 razones por las que la décima (desde mi punto de vista) es de suma atracción a mis ojos. Y bueno, después de haber oído a Alexis Díaz-Pimienta en su última conferencia de «Repentismo y Freestyle» encontré la cuarta razón para amar esta estrofa: la fractalidad.
La décima vino para quedarse, tanto el público como los poetas, estamos cada día más sorprendidos de este «fenómeno literario»; ánimo, y no solo se mantengan en el octosílabo y la consonacia exclusivamente, el peso de la décima radica en su intrínseco e intrincado modo de dar un mensaje.
Escribo: haiku, octavas reales, sonetos, serventecios, coplas, verso libre… Pero, la décima tiene ese «no sé qué» que me mantiene despierto. Es mi estrofa favorita.
Décima, tú aquí me tienes
atado a tus diez cadenas
perpetuas entre las venas
de mi organismo; no frenes.
Te espero frente a las sienes
de los poetas que admiro,
porque cuando doy un giro
inesperado a tu trama
nace como un telegrama
«la medida de un suspiro».
Referencia:
Teoría de la Improvisación Poética p.294.